La obra de Hiro Matsuoka es una representación teatral de la vida cotidiana. A pesar de ser instantáneas, las fotografías en blanco y negro del artista japonés evocan asociaciones de novelas y obras de teatro. Sin montajes ni manipulaciones digitales, nos muestran el mundo que nos rodea desde perspectivas sorprendentemente imaginativas.
Fue durante sus estudios de literatura en la universidad que Matsuoka decubrió su inagotable interés por la interpretación visual de los textos: cómo una obra de teatro escrita se traduce visualmente en el proceso de producción.
Estilísticamente su trabajo se caracteriza por la utilización de las condiciones de iluminación existentes en la realidad, aunque sean difíciles, el encuadre deliberado de la imagen y el juego con el desenfoque y los reflejos. Todo ello contribuye a crear una atmósfera específica en sus imágenes e identifica el estilo único del fotógrafo.
Una vez abandonado el teatro empezó a aplicar el mismo método en su entorno inmediato: en la calle. Sus encuadres, fragmentados y poco ortodoxos, ponen la atención en elementos comunes de la vida diaria en zonas urbanas: carteles publicitarios, pantallas y escaparates.
Sus fotografías son apenas documentales pero la presencia de fragmentos de vida cotidiana, capturados conscientemente pero por casualidad, sigue recordando al espectador que, tales imágenes, aparentmente teatrales, se encuentran escondidas por doquier a nuestro alrededor.
La interacción entre reflejos e imágenes fuera de foco produce un efecto extraño y alienante. Como si no quisiera dejarse llevar por lo obvio, descifra, con mucha ironía, el lenguaje grotesco de la publicidad y los medios de comunicación.
Su cámara se acerca a lo real pero acaba registrando su aspecto inabarcable (incomprensible). Parece capturar una realidad distante, alejada de lo banal. En sus poco convencionales composiciones, el peso de la imagen cae desde el centro hacia los bordes, propiciando un sentido de desequilibrio y malestar (incomodidad).
En el centro de la imagen domina el espacio vacío mientras que sus protagonistas son relegados a las esquinas del encuadre. Sus caras cubiertas por las sombras aparecen vagamente, disueltas contra la luz del sol y a menudo irreconocibles. Estas imágenes parecen fluctuar entre el reflejo de sus pensamientos y trazas de realidad. Al artista le parece irrelevante construir las situaciones ideales delante de su cámara; prefiere capturarlas por medio de su perspectiva.
Las fotografías de Hiro Matsuoka están tomadas con una cámara analógica de medio formato. Las copias originales al selenio están realizadas por el propio artista de manera tradicional.
— Galería Esther Montoriol, April 2016